Performance “La Jaula”
Realizada en la calzada de la calle Fuencarral, Madrid, el día 8 de mayo de 2005.
Autor: José Antonio Nóvoa.
Una persona se encierra en una jaula, con la intención de visibilizar el confinamiento y la privación de opciones de las que adolecen las personas con diversidad funcional en situación de dependencia.
Significar el aislamiento y la exclusión social que soportan las personas catalogadas como “dependientes”, que los convierte en efectivamente extraños y ausentes en la cotidianeidad de nuestras comunidades.
Estimular la reflexión sobre la imagen social de las personas en situación de dependencia, la apreciación de las desigualdades de autonomía personal y los arreglos políticos facilitadores o inhibidores de la independencia.
Esta acción se plantea cuando se están produciendo iniciativas políticas y legislativas que pretenden la reforma del Estado de bienestar y en cuyo relato prevén “modernizar y dignificar el sistema público de servicios sociales. Para garantizar a toda persona que no pueda valerse por sí misma por problemas de movilidad o enfermedad –en principio, ancianos en su mayoría-, el mismo derecho universal, a ser atendidos que tienen todos los ciudadanos a la sanidad, la educación, o las pensiones”
Al mismo tiempo, en los últimos años cada vez más personas con limitaciones funcionales afirman públicamente:
“queremos tomar el control de nuestra vida concretando como instrumentos fundamentales el derecho a la asistencia personal, figura que debe regularse jurídica y laboralmente; el sistema de pago directo; el acceso a las ayudas técnicas, a la vivienda y a la educación y el cumplimiento de la normativa sobre accesibilidad”.
En marzo de 2005 el autor y otros dos miembros del Foro de Vida Independiente comparecieron en Comisión Parlamentaria del Congreso de Diputados expresando la siguiente reclamación:
“Estamos reivindicando la asistencia personal autodirigida para los hombres y mujeres con diversidad funcional en situación de dependencia, como garantía esencial para el cumplimiento del principio de igualdad de trato para todos nosotros, posibilitándonos la independencia y la libertad. Demandamos aquí y ahora el derecho a elegir cómo vivir nuestras vidas en esta sociedad, sin ser apartados, excluidos, socialmente anulados o relegados al amparo del amor de nuestras familias”.
“Demandamos las mismas oportunidades y capacidad de elección, así como el mismo grado de control y orientación sobre nuestra vida diaria, hechos que las personas sin discapacidad tienen garantizados”.